De visita en Argentina, Laclau se refirió al asunto de Papel Prensa. También elogió el rumbo del Gobierno y analizó el escenario que se plantea para las próximas elecciones presidenciales. Además, habló de la situación actual de América latina.
Por Federico Poore
Ernesto Laclau está cansado. Su última semana en San Juan estuvo repartida entre conferencias, reconocimientos y cenas en su honor bien lejos de Londres, donde vive. Por eso, antes de comenzar la entrevista, el autor de La razón populista se desploma en uno de los sillones del lobby del Hotel Provincial. Luego, sí, elogia el rumbo del gobierno de Cristina Fernández, compara el armado del kirchnerismo con el PT de Lula y dice que el modelo argentino es superior al de las “socialdemocracias” de Uruguay y Chile. Se anima, incluso, a hablar de Papel Prensa. “Si prevalecen situaciones monopólicas o conservadoras, la guerra está perdida”, asegura.
–Usted sostuvo que el modelo económico argentino “rompía con el neoliberalismo de los noventa”. ¿Dónde observa estas rupturas?
–En primer lugar, si no hubiese estado este gobierno, con su capacidad de resistencia a los dictados del FMI, estaríamos en pleno ajuste. Gracias a que no lo hubo, el país se ha recuperado rápidamente y la crisis internacional no ha llegado a golpear demasiado. La semana pasada apareció en The Economist un artículo sobre la estrategia económica de Cristina (Kirchner). Ellos reconocen que los índices económicos van muy bien, pero dicen que no es debido a la política económica del Gobierno, sino que sostienen que lo que han tenido los Kirchner es mucha suerte. Esto me hizo acordar a una historia de Napoleón contra los generales austríacos. Los austríacos llevaban a cabo una guerra con ejércitos aristocráticos, con todas las reglas científicas de la forma de combate del siglo XVIII. Luego llegaba Napoleón con sus ejércitos populares, destrozaba las líneas austríacas y ganaba la batalla. Y los generales austríacos decían: “Gana, pero no es científico” (risas).
–¿Cómo describiría el escenario político para las próximas elecciones?
–Hace un año había predicho que si la oposición tuviera un mínimo de sentido común, iría por una fórmula Alfonsín-Binner. Ahora parece que están avanzando en esa dirección. El problema de la oposición es no poder presentar un frente unificado en primera vuelta. Los radicales van a seguir con su alianza con el socialismo, pero el Peronismo Federal no se va a quedar atrás. Va a tener que elegir un candidato y ahí es una bolsa de gatos total. Además, Pino Solanas se va a presentar sí o sí. Entonces con por lo menos tres fuerzas opositoras, la posibilidad de que Kirchner obtenga el 40,1 por ciento de los votos en la primera vuelta y que tenga una distancia de más de diez puntos del candidato que lo siga son bastantes altas. En resumen, tal como va la cosa hasta ahora creo que las chances del kirchnerismo son considerablemente mejores que hace un año.
–Hay quienes sostienen que la postulación presidencial de Solanas podría restarle votos a Néstor Kirchner. ¿Esto es así?
–No, definitivamente no es el mismo electorado. Además, la suya es una política tan zigzagueante y tan oportunista, que la misma gente que lo votó ha tenido un gran desencanto con Pino Solanas.
–¿Hay lugar para algo que esté a la izquierda del kirchnerismo?
–Sí: Martín Sabbatella. Hoy puede ser un polo de construcción para fuerzas de centroizquierda que entren en una alianza para la presidencia, y ser una transversalidad más real que la del pasado.
–¿A qué se refiere al plantear que el kirchnerismo es un significante abierto?
–Es un significante abierto en el sentido de que todo lo que empezó a surgir en el 2003 recién comienza a tomar una cierta imagen. En el 2003 era poca cosa: Kirchner salió elegido candidato por uno de esos movimientos internos casi incomprensibles del peronismo y empezó a fijarse en el imaginario colectivo con una cierta idea de unidad o de acuerdo, dado que tiene que representar un arco bastante amplio de fuerzas. Afortunadamente, su núcleo político es lo suficientemente razonado como para no hacer la ingenuidad de lanzarse a conducir un partido exclusivamente ideológico. La incorporación de las distintas fuerzas que se unieron bajo la denominación de “kirchnerismo” es la misma política que ha hecho Lula en Brasil. El Partido de los Trabajadores es ideológicamente muy limitado, pero cuando llegó al Gobierno tuvo que generar una política basada en la transversalidad con grupos de centroizquierda. Las alianzas son otras, y no necesariamente tienen que competir entre ellas. Además, tienen una excelente presidenta del Banco Central, que esperemos que pueda seguir, y un papel político perfectamente claro.
–¿Por qué dice que la división entre Estado y sociedad civil se está borrando?
–Porque hubo una politización de una cantidad de sectores de la sociedad civil. Hace cuarenta años, si uno pensaba cuáles sectores de la sociedad estaban politizados, tenía que decir: los sindicatos. Pero hoy, junto con los sindicatos hay otro tipo de organizaciones. Después de 2001 empezaron las fábricas recuperadas, los piqueteros, movilizaciones en la sociedad que necesariamente conducen a la ampliación del espectro democrático. Estas organizaciones son cuasiestatales: participan activamente de la esfera política, varían en el tiempo y empujan cada vez más límites. El kirchnerismo se ha favorecido por el desarrollo de esos movimientos.
–Chantal Mouffe sostiene que todo Gobierno construye un “nosotros” y un “ellos”. Usted sostuvo que, en un principio, el kirchnerismo construyó el “ellos” en el menemismo. ¿Cuál sería el actual?
–El poder financiero de las corporaciones, claramente.
–¿Y el caso de los medios de comunicación?
–Los medios están organizados monopólicamente, de forma muy poco democrática. El asunto de Papel Prensa es claro en ese sentido, es un monopolio que a partir de ahora no va a existir. El Congreso podrá imponer algunos obstáculos pero el tema ya quedó planteado. Es un momento de apertura. Me parece que la batalla política tiene que darse en base a una relación distinta respecto a los medios, y si prevalecen situaciones monopólicas o conservadoras, la guerra está perdida. Necesitamos que haya más Canal 7 y más Página/12.
–Hace un tiempo planteó que el kirchnerismo había encarado una reforma del Estado a partir del avance sobre ciertos aspectos de poder, como el reemplazo de la cúpula militar y la reforma de la Corte Suprema.
¿Cuáles serían los próximos pasos?
–Los pasos ya están dados. El Gobierno ha sancionado la ley de medios y avanzado con la reforma del sistema jubilatorio, eliminando una de las peores formas que prevalecían de los ’90. También ha implementado la asignación universal por hijo, que todavía es poco pero que es un paso importante. El nivel de pobreza del país claramente está bajando.
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