Hoy me cruce con una hija de desaparecidos en el cuarto día de lectura de los imputados en el juicio por delitos cometidos en el último Gobierno de facto en jurisdicción del Primer Cuerpo del Ejército. Me contó cómo a sus 10 años secuestraron a sus padres y golpearon a su hermano de 15, mientras ella esperaba en el living de su casa de Lugano. Junto con sus hermanos tuvieron que ir de madrugada hasta la casa de su abuela -que vivía en Burzaco- y sin demasiados recursos, comenzaron a vivir otra vida que implicó la ausencia de sus padres hasta el día de hoy.
Pasaron muchos años de ese hecho en particular y en el Tribunal Oral Federal Nº 2 de Comodoro Py esa chica -a quien sus 10 años le quedaron grabados- escuchó cómo la abogada de la defensa, Verónica Blanco, solicitaba impedir el inicio del debate hasta tanto no estén todos los “recursos pendientes”: legajos y fotocopias faltantes, entre otras cosas, necesarios -a su criterio- para saber si sus defendidos prestarán o no declaración. La querella y la fiscalía pidieron, por su parte, que el Tribunal no de lugar a esa “maniobra” de dilación teniendo en cuenta que se trata del juzgamiento de delitos de lesa humanidad y que, en todo caso, los acusados podrán ampliar su declaración si alguna de estas cuestiones afectara a su defensa. A las 16 horas se definirá si hay que seguir esperando o no para iniciar un debate ya bastante retrasado sobre los crímenes que se cometieron en Banco, Atlético y Olimpo.
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