Cocinar me hace bien. A veces no tengo ganas, a veces no tengo tiempo, pero lo cierto es que cuando cocino es el único momento en que no pienso en otra cosa más que en que me salga rico. Y frente a esa consigna me pongo muy poca presión. Tengo mala memoria y por eso me gusta la cocina. Sí, es cierto que siempre es útil seguir la receta de algún libro o escrito de antaño, pero también se puede cocinar sin seguir pasos, se puede improvisar. Creo que es eso lo que me gusta, soy como una “intuitiva” de la cocina. Cuando voy a hacer un plato que ya hice, nunca recuerdo cómo lo hice y eso me lleva a poder ser desordenada en mi propio método y que no haya consecuencia alguna. Porque después todo se mezcla, y no sé cómo pero sucede el milagro: queda rico.
Tenía ganas de hacer un curso para mejorar y conocer nuevas combinaciones, sabores, pero tengo miedo de que la técnica haga de esto que tanto disfruto otra obligación más. Me parece que mejor sigo improvisando.
Quiero probar esas improvisaciones!
ResponderEliminar