martes, 6 de octubre de 2009

Los suicidas del fin del mundo, de Leila Guerriero


El título no es muy alentador, pero basta con leer la primera página para no poder soltarlo. La crónica contenida en este libro sobre el pueblo patagónico de Las Heras -en donde muchos jóvenes decidieron terminar con sus vidas a fines de los 90’- no es un relato más, es fruto de una corriente llamada “nuevo periodismo” que une al oficio del periodista con la literatura. Leila Guerriero es una de las exponentes activas de esta corriente que tiene como pares a Martín Caparrós, Josefina Licitra, Fabián Casas, entre otros, y que sorprende por su veracidad y entretiene por su forma de narración. En oposición al periodismo tradicional que oculta a la primera persona en nombre de la “objetividad”, este tipo de periodismo es subjetividad pura. El sujeto relata lo que ve, lo que siente, lo que piensa que le pasa a los otros y todo desde un lugar íntimo pero coherente. Es decir, no porque se escriba desde una visión personal significa que no haya que aportar datos de la realidad para que el texto sea verosímil. Lo importante de este estilo de escritura es ir más allá, involucrarse, no quedarse ni en las apariencias ni en los dichos del otro solamente. La clave está en horas de intercambio (varias de sus entrevistas llegaron a durar hasta cuatro meses de trabajo) que permiten que en un determinado momento el interlocutor se relaje y olvide su situación de entrevistado. Viajar a un pueblo en el medio de la nada para interrogar a los protagonistas de una tragedia no es fácil, y menos sentir en carne propia la desolación, el abandono, la lejanía y la soledad. Eso es lo que hizo la autora para profundizar en los hechos de este lugar del sur olvidado. No dejó la historia en una simple noticia.
El trabajo de Guerriero puede encontrarse, además, en La Nación Revista, Gatopardo, el Malpensante, Rolling Stone, La Mujer de mi vida y otras publicaciones.